Ayer nos llegó la triste noticia del fallecimiento de
Joaquín Menéndez Barrero. Descanse en paz, y mi más sentido pésame para su familia.
Después de casi cinco años de minucioso trabajo de documentación, Joaquín publicó su primera novela “El tiempo
escondido” en 2005, a los sesenta y seis años, consiguiendo un éxito tanto de
crítica como de ventas desde el primer momento. Algún directivo del grupo planeta reconoció, que de haberse presentado, habría ganado el premio de dicha edición. Su agitada actividad profesional como comerciante durante cuarenta años le brindó la oportunidad de recorrer gran
cantidad de países permitiéndole configurar un mundo literario propio. Sus
novelas tienen como protagonista al perseverante detective Corazón Rodríguez.
Su audacia y determinación le permite escudriñar en el pasado resolviendo
misterios acaecidos muchos años atrás y rescatándolos del olvido. La obra de
Joaquín, es un viaje en el tiempo que destaca por una exquisita documentación
histórica transportándonos desde el presente a la España de la posguerra, con
especial predilección por el "Madrid castizo", y por su patria chica, Asturias.
En 2012 publica su cuarta novela, “Detrás de la Lluvia”, con
protagonismo especial del Concejo de Lena.
El valle del Huerna y el joven lenense José Manuel, tienen especial
relevancia en la historia. Este Thriller histórico “rescata” la leyenda del tesoro de la cueva
de Veguina Llarga, en el impresionante paraje del puerto de Cuayos.
El pasado mes de Noviembre, emulando al “detective Rodríguez”, un grupo de amigos; Alejandro, Xulio
Concepción y yo mismo, visitábamos el
enigmático lugar. Tras la visita, la cueva y sus misterios nos volvieron a atrapar,
iniciando una serie de pesquisas con el fin de recomponer y dar un poco de
orden a las informaciones que por una u otra vía nos llegaban.
Pudimos “conocer” gracias a la colaboración de algunos
de sus familiares a José el de Xulián, de Carraluz (1891-1942), el minero que durante 20
años buscó con un tesón admirable el tesoro de la cueva. A Jesús García Álvarez
y Pere Planas, y su entrañable grupo
GULMOMT, adelantados a su tiempo, pioneros
en la espeleología de nuestro país y,
responsables, junto con otros compañeros, de que la leyenda de Veguina llarga llegase a
nuestros días. También destacar la contribución del presente de la
espeleología, con Xesús Manteca a la
cabeza que nos permitió con su entusiasmo y conocimientos dar un poco de luz
a los trabajos y técnicas usadas por los
“ayalgueros” cien años atrás.
Fotos de Xesús Manteca
Presuroso, vía e-mail, acudió Xulio Concepción, conocedor de la
ilusión que le haría a Joaquín saber de nuestras andanzas por Veguina Llarga,
como hicieran allá por Julio de 1928 Jesús y José Manuel, los personajes
lenenses de “detrás de la lluvia”. Nunca
sabremos si la salud le permitió a
Joaquín ponerse al día de las mismas. De lo que si
estamos seguros es que su recuerdo perdurará en el corazón del puerto y en la
cueva de Veguina llarga.
Pablo Yagüe
Habían llegado a la zona llamada Veguina Llarga. A un
lado se destacaba una vetusta cabaña de piedra y techo de tejas curvas, que
supusieron se destinaba como refugio para los pastores de vacas. Más allá
vieron otra cabaña apoyada en la roca, también de piedra pero con techo de
escoba. Buscaron en las paredes del peñasco. Por allí debería estar la famosa
cueva. Tardaron en encontrarla porque se ocultaba tras una gran hendidura y se
había mimetizado con otras oquedades. Eran dos cavidades separadas por un prominente
cinturón escarpado, una alta y otra a ras del suelo. La de arriba semejaba un balcón
asomado al interior. Había que saltar a tierra desde allí. La inferior, bajo un
arco en forma de ceja, era el acceso lógico a pesar de tener menos de un metro
de altura. Avanzaron de rodillas varios metros hasta alcanzar un espacio alto
donde pudieron ponerse de pie.
Fragmento de
“Detrás de la lluvia”. Joaquín Menéndez Barrero 2012